!Buenos días corazones! Este mes de junio os voy a traer unas recetas que os van a encantar, sobre todo, si queréis reducir el consumo de lácteos o no podéis tomarlos por diferentes motivos.
Hoy le toca el turno al queso, una adicción para la mayoría de la gente y de las cosas más difíciles de abandonar en las dietas veganas (según dicen) o cuando por motivos de salud tienes que eliminarlo de tu vida. Yo siempre he sido muy quesera, pero desde hace varios años decidí reducir el consumo de alimentos de origen animal. El queso era un ingrediente básico en cualquier plato, pero empecé a dejarlo y pasé a tomarlo únicamente en ocasiones especiales: comidas fuera de casa o celebraciones.
El año pasado, cuando me diagnosticaron la histaminosis, me prohibieron consumir lácteos (prácticamente ya habían desaparecido de mi dieta) y derivados. Así que tuve que decir adiós al queso definitivamente.
Durante años he tenido mucha curiosidad por los quesos veganos, pero nunca me había lanzado a experimentar. A principios de año decidí ponerme al lío y el resultado me gustó muchísimo. Además, la mamma lo probó y quedó también muy sorprendida. Obviamente no es un queso, pero la textura es una locura y el saborcito se asemeja bastante gracias al uso de levadura nutricional.
Muchos quesos se hacen sin probióticos, pero su tiempo de vida es mucho más corto. Yo decidí tirarme al río de cabeza: fermentos y un largo proceso de curación. Por cada 100 gr de frutos secos añado una cápsula de probióticos. Podéis utilizar cualquier tipo de fruto seco o semilla, de hecho, este es de anacardos, pero sigo experimentando con todo lo que pillo. Cuanto más tiempo se deje curar, mejor será la textura y el sabor. En este caso estuvo en la nevera durante un mes (¿lo que me costó controlarme!). Pero, os aseguro, que la espera bien merece la pena.
Tened en cuenta que no se puede utilizar sal yodada porque os cargáis al bichito… En muchas recetas he visto que añaden la sal y los aliños después de la fermentación. Yo he añadido sal, levadura y todo desde el principio y han quedado muy bien.
Os dejo una muestra y os animo a probar. No es una elaboración difícil y puede abrirte todo un mundo de posibilidades.
Espero que os guste.

QUESO CURADO DE ANACARDOS
Para un queso mediano
Dificultad: muy fácil
Ingredientes:
- 200 gr de anacardos crudos sin sal
- 2 cápsulas de probióticos
- 2 cucharadas de levadura nutricional
- ½ cucharadita de sal SIN YODO
- 1 cucharada de vinagre de manzana
- Agua la necesaria
Procedimiento:
Hidrata los anacardos al menos durante 8 horas. Escurre y aclara muy bien.
Vierte en el vaso de la batidora (o trituradora) junto con la levadura nutricional y el vinagre de manzana. Disuelve los probióticos en un poco de agua y añade a lo anterior. Tritura muy bien hasta obtener una crema homogénea y sin grumos. Agrega el agua poco a poco, la justa para seguir triturando.
Vierte en un recipiente de cristal, cubre con film y la tapadera (sin cerrar) y deja fermentar durante 24 horas en un lugar protegido de corrientes (dentro de un armario o el horno está bien). Pasado este tiempo verás que la masa ha fermentado (guíate por el olor para que no se sobrefermente y quede demasiado ácido).




Sobre una tapa de plástico, plato o tupper coloca un aro de emplatar e introduce una tela de algodón y vierte la masa, intentando que quede compacta (puedes ponerle peso encima). Cubre con el resto de la tela y lleva al frigo durante 24 horas.



Pasado este tiempo retira la tela y da forma al queso. Coloca sobre una rejilla, envuelto en una gasa o papel vegetal y guarda en el frigo. A partir de este momento voltea cada día, cambiando el papel/gasa, hasta que esté a tu gusto. Al 3º-4º día el queso se puede comer, pero cuanto más tiempo le pase, más compacta será la textura y más intenso su sabor.



Tras un mes, éste es el resultado…

No me digáis que no es una maravilla…

Un comentario en “Queso curado de anacardos.”