Cuando hablamos de plato principal o plato fuerte siempre pensamos en carne o pescado. Sin embargo, también hay platos fuertes elaborados con pasta o verduras. Hoy os traigo una receta de pasta fresca rellena que hará las delicias de todo el mundo y que me parece ideal para estos días.
He seguido la receta básica de pasta de remolacha que publiqué hace tiempo y únicamente he cambiado la forma de la pasta. El relleno está increíblemente rico, aunque admite cualquier variante y la salsa es justo lo que el plato necesita para triunfar.
Aunque os parezca mentira, este plato es contundente. Yo he hecho cappellettis en formato grande (con un molde de 10 cm de diámetro), unos 6 por persona, porque realmente para celebraciones me gusta más así y porque rellenar la pasta lleva su tiempo, así que si los hacéis grandes, os será más fácil y os llevará menos tiempo.
No voy a seguir hablando de ello, prefiero que lo veáis y decidáis por vosotras mismas.

CAPPELLETTI DE REMOLACHA, POLLO, CHAMPIÑONES Y SALSA DE QUESO AZUL
Para 4 personas (24 cappellettis)
Dificultad: muy fácil
Tiempo de elaboración: 1 hora y 30 minutos
Ingredientes:
Para la pasta fresca:
- 120 gr de harina todo uso
- 50 gr de puré de remolacha
- 34 ml de agua del tiempo
Para el relleno:
- 400 gr de filetes de pechuga
- 160 gr de champiñones
- 120 gr de cebolla
- Pimienta negra y sal al gusto
- Aceite de oliva
- 1 chorrito de vino (opcional)
Para la salsa:
- 400 ml de bebida vegetal (usé de arroz)
- 80 gr de queso azul
- 1 cucharadita de maicena
- 1 pizca de sal
Procedimiento:
Prepara la pasta: lava la remolacha y corta un poco el tallo (para que no pierda los jugos). Cuece en olla a presión 40 minutos o hasta que esté tierna. Deja enfriar, pela y tritura hasta obtener un puré. Reserva el agua de cocción.
Tamiza la harina, haz un hueco en el centro y añade el puré de remolacha. Mezcla con una cuchara de madera hasta que no puedas seguir trabajando y añade poco a poco el agua de cocción (puede que no necesites toda).



Integra bien y amasa sobre la superficie un poco enharinada hasta conseguir una textura lisa y homogénea. Envuelve en papel film y reposa 30 minutos en el frigo.



Prepara el relleno: salpimenta las pechugas y cocina en una sartén con un chorrito de aceite. Deja templar y deshilacha con los dedos. Reserva. Lava los champiñones y corta en cubos medianos y la cebolla en brunoise. En la misma sartén de las pechugas, con un poco más de aceite, cocina los champiñones y la cebolla a fuego medio-bajo hasta que estén tiernos. Si queda muy seco puedes añadirle un chorrito de vino y dejar que evapore el alcohol. Vierte en el vaso de la batidora junto con la pechuga y tritura (será más fácil de manipular). Corrige el punto de sal y deja templar.




Separa un poco de la bebida vegetal para disolver la maicena y pon el resto a calentar junto con el queso. Una vez que esté completamente integrado, añade la maicena y remueve hasta que empiece a espesar. Apaga el fuego y reserva.
Corta la masa en porciones. Enharina un poco la superficie de trabajo y estira la masa con un rodillo hasta dejarla fina, pero que pueda soportar el relleno sin romperse. Si se pega a la mesa, espolvorea un poco de harina. Corta con el molde deseado.



Coloca el relleno en una de las mitades y extiende, dejando un espacio en los bordes. Cierra con cuidado, intentando eliminar el aire y presionando con los dedos alrededor del relleno para que se pegue la masa. Sella los bordes con un tenedor (como cuando haces empanadillas). Pon el dedo pulgar en el centro del relleno y con la otra mano une los extremos, sellándolo bien para que no se abra. Coloca sobre una bandeja enharinada mientras haces el resto (te aconsejo meter en la nevera mientras lo haces).




Pon abundante agua a hervir y cuece la pasta unos 5 minutos, moviendo con una cuchara de madera con cuidado para que no se peguen. Saca con un escurridor y masajea con un poco de aceite de oliva (así estarán hidratados y no se pegarán).



Monta el plato y sirve acompañado de la salsa.
