Focaccia de tomate seco, aceitunas negras y orégano.

Cuando hablamos de comida italiana, parece que de forma inconsciente pensamos en pizza y pasta. Si bien es cierto que ambos son platos típicos, es importante saber que hay una variedad muy amplia de recetas que van mucho más allá. Incluso, dentro de la pasta, hay infinidad de tipos, donde mis preferidas son las pastas rellenas. Y aquí incluimos también los canelones, la lasaña y los ñoquis (que aunque están elaborados con patata, son un tipo más de pasta). El risotto delicioso, con esa textura cremosa; los helados (no he probado un helado de pistacho más rico que el que me comí en Venecia); el tiramisú (qué perdición); la sopa Minestrone; el Ossobuco,… Estos son sólo algunos ejemplos de las delicias de la cocina italiana.

Pero hoy vamos a hablar de masas, en concreto, de la focaccia. Se trata de un pan de forma rectangular, no muy grueso, con corteza crujiente e interior suave y con grandes alveolos. Un pan original y delicioso que admite tantas variedades como ingredientes quieras añadirle. Hace ya mucho tiempo compartí una receta de Focaccia dulce de batata, nueces, piñones y pasas, que no puedes dejar de probar. Hoy te traigo otra receta, más típica y con un toque mediterráneo que, igualmente, merece una oportunidad.

La masa es bastante fácil de hacer, pero requiere tiempo para su fermentación (cuanto más tiempo repose, más rico el sabor y más deliciosa la miga). Aquí te dejo un adelanto.

FOCACCIA DE TOMATE SECO, ACEITUNAS NEGRAS Y ORÉGANO

Para 4 personas (tamaño mediano)

Dificultad: fácil

Tiempo de elaboración: 1 hora de preparación + 48 horas fermentación lenta + 45 minutos

Ingredientes:

  • 250 gr de harina de fuerza
  • 175 ml de agua
  • 2 gr de levadura seca
  • 4 gr de sal
  • 5ml de aceite de oliva

Procedimiento:

Disuelve la levadura en el agua tibia. Agrega el aceite de oliva y mezcla todo bien.

Agrega toda la harina e integra con una cucharada de madera, intentando que no quede nada de harina seca. Cuando esté casi listo, añade la sal y termina de integrar. Cubre con papel film y deja reposar 20 minutos.

Pasado este tiempo, con las manos húmedas, haz pliegues de fuera hacia adentro durante unos 2 minutos (es una masa un poco pegajosa). Vuelve a cubrir con film y deja reposar 20 minutos. Repite el proceso una vez más: plegado, reposo de 20 minutos.

Pasado este tiempo, vuelve a plegar la masa, engrasa un molde con un poco de aceite y vuelca la masa. Cubre con film y mete en la nevera para una fermentación lenta de 48 horas (puedes utilizarla al día siguiente si quieres, pero cuanto más tiempo pase, más rica estará).

Precalienta el horno a 230ºC. Vuelca la masa sobre una bandeja de horno, humedece tus manos y estira la masa poco a poco con los dedos para desgasificarla. Agrega los toppings: tomate seco (ya hidratado), aceitunas negras, un poco de orégano y un chorrito de aceite de oliva para que quede crujiente.

Hornea durante unos 25 minutos o hasta que tu focaccia adquiera un bonito color dorado. Deja enfriar sobre una rejilla y disfruta.

Deja un comentario