Pasta fresca de remolacha (vegana).

Como ya he comentado alguna vez, no soy muy fanática de la pasta. Desde siempre me ha resultado una comida «sosa», al igual que me sucede con el arroz y las patatas. Siempre he necesitado condimentar estos ingredientes con otros de sabor potente. Por ejemplo, no me solía agradar la pasta con carne picada y tomate, sino que la prefería con mogollón de queso o con unas gambas y ajo. Nunca he soportado el arroz a la cubana, lo odiaba enormemente. Pero me encanta un buen arroz con un fondo de verduras consistente, o con pollo de corral (me pierde…), o un arroz al estilo hindú, donde las especias cobran un papel esencial. Y del mismo modo me ocurre con las patatas, me vuelvo loca con unas patatas asadas con pimentón picante de La Vera y un chorrito de aceite. Nada más.

No os sorprenderá si os digo entonces que en mi casa no suele haber pasta… Así que cuando raramente tengo algún antojo, o salgo a comprarla o tengo que hacerla. Y eso me ocurrió el año pasado, allá por la cuarentena. Y fue cuando probé a hacer pasta fresca. Y me encantó: hacerla y comerla. Es cierto que sin máquina para hacer pasta cuesta un poquito más, pero no es molesto.

Después, quiso probar a hacer pasta con sabores, y de esta forma experimenté con la pasta de espinacas. Creedme si os digo que está buenísima. De hecho, con esta pasta, me curré la receta que más me gusta de todas las que hay en el blog: Raviolis de espinaca rellenos de pollo y manzana. Increíbles.

El siguiente experimento ha sido probar con nuevos sabores y me he lanzado al vacío con la pasta de remolacha. El color es precioso, aunque pierde un poco de brillo durante la cocción (tendré que ver cómo se puede mantener). El tiempo de realización variará bastante en función de si utilizáis remolacha cocida o cruda, ya que la cocción te llevará unos 40-50 minutos. Así que esto lo dejo a tu elección.

La verdad es que el resultado merece la pena. ¿Qué te parece?

PASTA FRESCA DE REMOLACHA

Para 4 personas

Dificultad: muy fácil

Tiempo de elaboración: 1 hora y 20 minutos

Ingredientes:

  • 235 gr de harina todo uso
  • 100 gr de puré de remolacha
  • 65 ml de agua del tiempo

Procedimiento:

Lo primero que tendrás que hacer es cocer la remolacha, en caso de que la utilices cruda. Te recomiendo usar una olla a presión para acelerar los tiempos. Lava bien la remolacha, corta un poco el tallo, no demasiado para que no pierda los jugos. Llena la olla de agua y cuece unos 40 minutos o hasta que esté tierna. Deja enfriar y pela. Reserva el agua de cocción. Tritura con la batidora y un poco del agua hasta formar un puré.

Tamiza la harina y haz un hueco en el centro. Añade el puré de remolacha y mezcla con una cuchara de madera hasta que no puedas seguir trabajando. Ve añadiendo poco a poco el agua de cocción (puede que no la necesites toda, dependerá de la harina y la cantidad de agua que contenga la remolacha).

Integra todo bien. Espolvorea la superficie de trabajo con harina y amasa hasta obtener una textura lisa y homogénea. Envuelve en papel film y guarda en la nevera unos 30 minutos a temperatura ambiente.

Pasado este tiempo saca la masa y córtala en porciones (es más fácil manipularla, sobre todo si lo haces a mano). Espolvorea harina sobre la mesa y estira la masa con ayuda de un rodillo hasta darle el grosor deseado (te recomiendo que la dejes fina). Te aconsejo que le des la vuelta varias veces, echando harina en ambas superficies para que no se pegue.

Corta como más te guste: nidos, placas para canelones y lasaña, raviolis, tortellinis, etc.

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