Ya ha comenzado la temporada de cerezas, aunque en la zona donde vivo la maduración es más tardía. Este año la cosecha ha sufrido un revés debido a las lluvias, lo que ha ocasionado que las cerezas estén rajadas y no sean válidas para la venta. De todas formas, siguen estando perfectas para el consumo personal.

El fin de semana estuve en el pueblo y después de pegarme un atracón a cerezas recién cogidas del árbol me llevé un pequeño cargamento para hacer recetitas para estos meses. La primera receta no podía ser otra que una mermelada, un básico de todas las frutas. Aunque las mermeladas suelen utilizar bastante azúcar (aproximadamente la mitad del peso de fruta), yo he preferido hacerla menos dulce, dando más protagonismo al propio sabor de la cereza.

La verdad es que ha quedado riquísima, pero no ha durado nada porque la he utilizado para hacer un par de recetas que compartiré el mes que viene. Así que te aviso: toma nota porque lo que se aproxima no tiene desperdicio.

MERMELADA DE CEREZAS

Dificultad: muy fácil

Tiempo de elaboración: 50 minutos

Ingredientes:

• 600 gr de cerezas maduras
• 180 gr de azúcar moreno
• El zumo de 1/2 limón

Procedimiento:

Lava las cerezas y retira el hueso. Puedes utilizar un deshuesador, pero no es imprescindible. Con un cuchillo corta la cereza a la mitad, gírala un poco y retira el hueso. “Easy peasy” (pan comido jejeje).

Corta las cerezas en trozos más pequeños y vierte todo esto en un cazo o una sartén (dependiendo de la cantidad que vayas a hacer), junto con el azúcar y el zumo de limón. Lleva a ebullición a fuego alto y una vez empiece a hervir, baja el fuego y deja cocer unos 30 minutos, hasta que las cerezas estén tiernas.

Retira del fuego, deja templar un poco y vierte en el vaso de la batidora. Tritura hasta obtener un puré fino y deja enfriar. Guarda en un tarro de cristal.

Sugerencias:

Si no la vas a utilizar en el momento puedes envasarla al baño María.