Que levanten la mano aquellas personas a las que les gusta el pomelo. Silencio. Una, dos, tres, para de contar. Aunque el pomelo es una fruta más de la familia de los cítricos, no es tan consumida como la lima, el limón, la naranja o la mandarina. Esto puede deberse a ese toque amargo tan característico, que hace que muchas personas no se planteen consumirlo. Seguramente si os preguntara, la mayoría me diríais que es un alimento propio de dietas. Pero su uso es mucho más amplio, aunque no tan conocido.
La receta de hoy es un helado, porque soy la peor persona para comer fruta y a veces tengo que ingeniármelas para comerla (como una niña chica). El verano pasado descubrí la ciencia que se esconde detrás de los helados de fruta. Y oye, !que me encantan! Y no tiene más misterio que congelar fruta (el plátano, que es la base cremosa de estas recetas), añadir la fruta que quieras y disfrutar de cada cucharada.
Me he visto morada para hacer esta receta, porque no encontraba fruto (mi querida Cristina tuvo “la gran idea” de pedir una receta con pomelo). Finalmente, gracias a mi primo y su arbolito, pude disponer de unos cuantos para hacer el helado.
El pomelo utilizado no es la variedad común, sino que es amarillo. Además, tiene la cáscara más gruesa que la otra variedad y está más amargo de sabor, si cabe. Por si estos imprevistos no fueran suficientes, tuve que hacer una selección del fruto, ya que debido a la temporada tan avanzada, algunos de ellos estaban bastante secos.

Pero he aquí el resultado. ¿Qué te parece?
Foto: Helado de pomelo con tejas de almendra y naranja (pero esa será otra receta 😉 )
HELADO DE POMELO
Para 8 bolas de helado
Dificultad: fácil
Tiempo de elaboración: 20 minutos más tiempo de congelación
Ingredientes:
- 2 plátanos grandes
- 2 pomelos
- Sirope de agave (opcional)
- Ralladura de naranja (opcional)
Procedimiento:
Pelas los plátanos, córtalos en rodajas y congela (yo lo suelo dejar toda la noche).
Pela el pomelo y extrae la pulpa de los gajos, intentando eliminar la parte blanca de la piel. Para ello, levanta la piel del gajo con la punta del cuchillo, saca la pulpa con los dedos o una cucharilla y así hasta que termines (un poquito de paciencia, por favor).




Vierte todo en el vaso de la batidora y tritura hasta conseguir una crema homogénea y suave. Después añade la ralladura de naranja (no de pomelo, porque estará muy amargo) y mezcla todo bien.




Y ya está. Si ves que tu helado está demasiado líquido, vierte el contenido en un tupper y refrigera por unas horas hasta lograr la consistencia deseada.

Sugerencias:
La cantidad propuesta en la receta no es exacta, ya que va a depender del tamaño del plátano y de la cantidad de zumo que tenga el pomelo. Lo ideal es que vayas añadiendo poco a poco la fruta para conseguir la textura cremosa característica del helado.
Puedes congelar la pulpa del pomelo. Personalmente, cuando hago helados de fruta, sólo congelo el plátano y utilizo la otra fruta del tiempo, así queda perfecto para consumir en el momento.
El plátano aportar dulzor al helado, pero si te resulta insuficiente puedes añadir dátiles (y no utilizar azúcares refinados).
Un comentario en “Helado de pomelo.”