De vez en cuando se me antojan hamburguesas vegetales. No suelo hacerlas muy a menudo, pero suelo aprovechar cuando me pongo manos a la obra para hacer grandes cantidades, congelo y cuando me entra el gusanillo o necesito algo rápido, las tengo disponibles.
Lo gracioso de las hamburguesas vegetales es comerlas como si fueran una hamburguesa normal: con su pan con sésamo, su lechuga, su tomate o su cebollita. Personalmente, no me gusta mezclar salsas con una hamburguesa hecha de garbanzos o lentejas, pero unas hojitas verdes y un poquito de pan para acompañar nunca viene mal.
Este fin de semana me sentía inspirada y me dediqué a hacer hamburguesas de lentejas (por cierto, compartiré la receta el viernes). Así que decidí hacer también el pan. Es una receta sin huevo y muy fácil. Necesitas tiempo, como suele ser lo normal con los panes y las masas. Pero merece la pena esperar un poquito.
Echa un vistazo y luego me cuentas.

PAN DE HAMBURGUESA
Para 4 panes
Dificultad: fácil
Tiempo de elaboración: 2 horas y 30 minutos
Ingredientes:

- 300 gr de harina común
- 5 gr de levadura seca (1 sobre)
- 130 ml de leche
- 10 gr de azúcar
- 1 pizca de sal
- 35 ml de aceite de oliva
- Semillas de sésamo (opcional)
Para barnizar los panecillos:
- 1 cucharada de aceite de oliva
- 1 cucharada de leche
- 1 cucharada de sirope de agave
Procedimiento:
Activa la levadura. Calienta la leche un poco (tiene que estar tibia), agrega la levadura y el azúcar (para acelerar el proceso). Remueve hasta que se disuelva y deja reposar 10-15 minutos. Verás cómo empiezan a salir burbujitas:



Tamiza la harina en un recipiente grande y haz un agujero en el centro. Añade la sal por los bordes y vierte la leche en el centro. Mezcla con una cuchara hasta que adquiera una textura similar a la de la foto.



Agrega el aceite y mezcla todo bien. Cuando no puedas más, espolvorea con harina la superficie de trabajo y amasa durante unos 5-10 minutos, hasta obtener una masa suave y elástica.



Unta un recipiente con un poco de aceite y coloca la masa dentro. Cubre con papel film y guarda en un lugar cálido (el horno o el microondas) y libre de corrientes hasta que la masa doble su volumen. En mi caso una hora y media fue suficiente.
Espolvorea un poco de harina sobre la superficie de trabajo y vuelca la masa. Divide en porciones.



Haz pequeñas bolitas y déjalas reposar de nuevo durante 30 minutos, cubiertas con un paño.



Pasado este tiempo, la masa habrá subido un poquito. Aplasta suavemente con las manos para eliminar el aire. Prepara una mezcla de aceite, leche y sirope de agave y barniza los panecillos (para darles un color dorado). Espolvorea con semillas de sésamo.




Hornea durante 15-20 minutos, hasta que estén doraditos y deja enfriar sobre una rejilla.
